La Gran Confesión
Por Daniel Brito
Juan 20:24-28 «Pero Tomás, uno de los doce, conocido como el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Entonces los otros discípulos le dijeron: «Hemos visto al Señor.» Y él les dijo: «Si yo no veo en sus manos la señal de los clavos, ni meto mi dedo en el lugar de los clavos, y mi mano en su costado, no creeré.» 26 Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez a puerta cerrada, y Tomás estaba con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús llegó, se puso en medio de ellos y les dijo: «La paz sea con ustedes.» 27 Luego le dijo a Tomás: «Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: «¡Señor mío, y Dios mío!» (RVC)
Tomás es llamado el Dídimo TRES veces en el Cuarto Evangelio, pero nunca en los Evangelios Sinópticos.i Dídimo significa mellizo, y así es traducido por la Nueva Versión Internacional (NVI).
Pareciera como que las Palabras del SEÑOR JESÚS son un REGAÑO hacia Tomás, pero debemos notar que los demás apóstoles no habían creído tampoco hasta que vieron al SEÑOR. Aunque el Evangelio de Juan dice que Pedro y Juan cuando entraron en la Tumba Vacía creyeron.
Morris dice en su comentario que: «también podría ser que la crucifixión le hubiera afectado tanto que le fuera imposible imaginarse que las consecuencias de algo tan trágico pudieran desaparecer. Quizá por eso tenía tanto interés en ver las heridas de Jesús.»ii Eso nos muestra que la RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO fue un ACTO DIVINO.
NOTA: Ninguno de los apóstoles hicieron una confesión como la hizo Tomás. El Texto Sagrado NO dice que Tomás puso su dedo en las heridas del SEÑOR JESÚS, pero podemos suponer que sí lo hizo.
Lo más probable es que al ver a JESUCRISTO con Sus Heridas, es decir, las HUELLAS DE LA CRUZ DEL CALVARIO, él se derrumbó al piso e hizo la gran confesión de fe que TODO creyente debe hacer: «Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!»
Noten que Tomás no llamó a JESÚS maestro ni Mesías, sino que lo llamó: ¡SEÑOR MÍO, Y DIOS MÍO! Aquí SEÑOR es la palabra traducida en la Versión griega que equivale a JEHOVÁ o YAHVÉ. Tomás confesó que JESÚS ES JEHOVÁ.iii
Y noten también que su DIOS estaba de pie delante de él en CARNE.iv O sea, no era un «espíritu», sino que era de CARNE y podía tocarlo y poner sus dedos en Sus heridas.
Tomás no solamente CONFESÓ a JESÚS como su SEÑOR, sino como su DIOS. Era una confesión fuerte y personal. Al incluirla en el Evangelio, el apóstol Juan lleva a los lectores a los versos del Prólogo en Juan 1:1:v
«En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.» (NVI)
La confesión de Tomás es muy importante, ya que nos muestra que JESUCRISTO es nuestro SEÑOR Y DIOS, y es el único CAMINO al PADRE. No hay otra manera u otro método para que uno poder ser salvo. Como nuestro DIOS, debemos someternos a Su Voluntad, y así poder decir con toda libertad HÁGASE TU VOLUNTAD.
Que DIOS les bendiga.
*Todo Texto Bíblico sin otra indicación, ha sido tomado de la Santa Biblia, Reina Valera Contemporánea, y la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional.
Notas:
i Kruse, Colin G.. John (Tyndale New Testament Commentaries) (pp. 377-378). InterVarsity Press. Kindle Edition.
ii Leon Morris, Colección Teológica Contemporánea, El Evangelio según Juan, vol. 2, p. 484, editorial CLIE: 2005.
iii R. C. Sproul. John (St. Andrew’s Expositional Commentary) (Kindle Location 5117). Kindle Edition.
iv Ibid. location 5116.
v Kruse, Colin G.. John (p. 379).