¿Es correcto llamar a María «Madre de Dios»?
por Pablo Santomauro
No , no es correcto. En el Concilio de Calcedonia en 451 d.C., la Iglesia oficialmente instituyó el título de «Madre de Dios» (griego = Teotokos) para María. Corresponde señalar que el intento del concilio no fue exaltar a María al nivel de divinidad.
Circulaba en aquel entonces una herejía atribuída a Nestorio, obispo de Constantinopla, que enseñaba que el hombre Jesús y el Verbo eran dos personas diferentes y separadas.
Los ortodoxos rechazaron esta Cristología, entendiendo que las Escrituras enseñaban (aunque no en términos técnicos) que Jesucristo en realidad poseía dos naturalezas, pero ambas concurrían en una sola persona.
Een sus predicaciones, Nestorio usaba siempre el título de «Madre de Cristo» para María. Sospechando que detrás del título había una implicación teológica, los ortodoxos insistían que María era la madre de Dios, implicando que el ser nacido de María era la segunda persona de la Deidad, y al mismo tiempo era completamente humano.
De este modo se le dio a María oficialmente el título de «Madre de Dios». La intención original de la Iglesia fue combatir una herejía. Lamentablemente se abrió así la puerta para que grupos devotos de María, ya existentes en esa época, se infiltraran en la corriente principal de la Iglesia.
¿Qué tan bíblico es el título «Madre de Dios’?
Si bien el concilio de Calcedonia estuvo acertado en su Cristología, como veremos a continuación, el título para María fue incorrecto. La experiencia histórica nos revela una vez más que los concilios no son infalibles en sus resoluciones.
Sin lugar a dudas, el ser que María dio a luz es la segunda persona de la Trinidad, Jesús . En ese sentido podemos decir que el ser que nació de ella es Dios. Sin embargo, aplicar a María el título de «madre de Dios» indiscriminadamente es no sólo irresponsable sino también engañoso. La persona que es teológicamente ignorante puede llegar a creer que el Dios eterno tiene una madre, cuando en realidad el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que crearon todas las cosas y que siempre han existido, no proceden de madre alguna.
Podemos decir que el Hijo, el cual en un punto de la historia se unió a una naturaleza humana en el vientre de la virgen, mira a María como madre sólo con respecto a su humanidad, no a su Deidad.
María no fue la fuente de existencia de Jesús, sino sólo el organismo que actuó como vehículo para la encarnación del sempiterno Hijo de Dios. Como sabemos, el Hijo existió antes que su madre, y en realidad, ella le debe la existencia a él (Jn. 1:1-2).
Como cristianos deberíamos de seguir el ejemplo de los apóstoles, los cuales la llamaron la «madre de Jesús» (Jn. 2:11). De esta forma evitaríamos confusiones a muchos que ya están bastante confundidos.
Los eruditos católicos dicen que María supera a todas las personas creadas, incluyendo los ángeles, porque está relacionada por sangre al Hijo de Dios en su naturaleza humana. ¿Es bíblica la exaltación de María a causa de su relación física con Cristo? Bueno, si bien ella fue y es «bendita entre las mujeres» (Lc.1:42), Jesús mismo dio testimonio de que la relación física con su madre era de menor importancia que la espiritual ( Mt. 12:46-50; Lc. 2:48-50; 11:27-28). .
En verdad, Jesús siempre le restó importancia a su lazo sanguíneo con María. Hasta llegó a llamarle «mujer» (Jn. 2:4; 19:26), y ésta no era la costumbre de un hijo judío, como lo admite el eminente mariólogo Michael O’Carroll (Theotokos, Una Enciclopedia Teológica de la Virgen María). Ni Pablo ni los otros apóstoles tratan de contrarrestar esta impresión en sus epístolas.
Vemos entonces que la tendencia de exaltar a María por su relación de sangre con Cristo carece de apoyo bíblico, y que usar desprejuiciadamente el título «madre de Dios» para María muestra una carencia de discernimiento y de respeto por la persona de Cristo Jesús. <>
Pablo Santomauro
*Este artículo ha sido publicado en este blog con el permiso del apologista Pablo Santomauro.