El aguijón de Pablo
2 Corintios 12:3-10
«Mi poder se perfecciona en la debilidad», le dijo Dios a Pablo, y él afirmó: «Para que no me enalteciera». De modo que la gran razón del aguijón, era mantener a Pablo humilde, luego de la gran revelación que había recibido.
Esta declaración de Dios debe hacernos pensar, que cuando nos enaltecemos nos llenamos de altivez o jactancia, es posible que el Señor tenga que enviarnos un aguijón para sacarnos ese aire nocivo de modo que podamos ser mejores instrumentos. ¿y qué pudo ser al aguijón de Pablo? Sin duda debe haber sido un padecimiento, puede que fuera una enfermedad de los ojos. Según Gálatas 4:13-15. Sin que esto se pueda afirmar.
Dios conoce muy bien nuestra naturaleza y debilidades humanas, pero nos necesita humildes, sencillos, naturales, para Él poder cubrirnos con su gloria y su presencia. Parece que a veces El nos acompaña un aguijón amortiguador, de sufrimientos, para podernos usar mejor.
Enaltecidos, altivos, jactanciosos, presuntuosos, no le servimos a Dios, porque «…lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte» 2 Corintios 1:28-29. Por eso escogió un pesebre, un pueblucho, un hogar pobre, unos discípulos sin personalidad social, un burro, una cruz, una corona de espinas, un sepulcro prestado y por eso nos escogió a ti y a mi.
Dios no necesita glorias humanas porque Él es la misma gloria verdadera.
Si no aprendemos de otra forma, puede que un aguijón nos enseñe a ser como debemos.
*Tomado de la revista EL MENTOR, número 14, Octubre – Diciembre 2012.
**Director: Héctor Pereira Sánchez.
***Publicada por la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba (Asambleas de Dios).
Bonita enseñanza nos indica aser humildes
Me gustaMe gusta
Gracias hermana Jeannette por su comentario.
Bendiciones en Cristo.
Me gustaMe gusta