¿A quién debemos orar?
¿Al Padre, al Hijo, o al Espíritu Santo?
por Pablo Santomauro
Tanto los Testigos de Jehová como los mormones afirman en sus teologías oficiales que no es correcto, ni se deben levantar oraciones dirigidas directamente a Jesucristo [1]. Aun muchos cristianos pueden llegar a ser dogmáticos con respecto a la oración. El patrón más conocido de la oración lo encontramos en Efesios 2:18: «Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre». La oración tradicional de los cristianos se hace al Padre, en el nombre de Cristo y en el poder del Espíritu Santo. Ahora, ¿es bíblicamente correcto orar directamente a Jesús o al Espíritu Santo? Debido a que hemos llegado a escuchar en varias ocasiones que en la Biblia no se encuentra ninguna oración a Jesús o al Espíritu Santo, consideramos necesario despejar ciertas dudas en este breve artículo.
Oraciones al Padre
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Juan 14: 13-14; 15:7; 15:16; 16:23; etc.
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Efesios 2:18 — «Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre».
El apóstol dice aquí que por medio de Jesús logramos acceso al Padre por o en el Espíritu.
Oraciones a Jesús
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Hechos 7: 58 — «Y echándole de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo – Y apedreaban a Esteban, mientras el invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
La anterior es, indiscutiblemente, una oración a Jesús.
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Mateo 11:28 — «Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar».
Jesús no está con nosotros físicamente ya más, sino que está a la diestra del Padre en los cielos. La única forma de venir a El para el descanso de nuestras almas es a través de la oración.
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Mateo. 21:15 — «Hosana» – oración a Jesús aun estando entre nosotros.
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1 Corintios 16:22 — «Maranata» («Señor, ven», arameo) – Oración a Jesús.
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Hechos 1:24 — Oración a Jesús por parte de los discípulos pidiendo que los oriente en escoger un sustituto para Judas. La referencia a Jesús en el verso 21 nos confirma que el «Señor» de Hechos 1:24 es Jesús.
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Hechos 9: 10-17 — La oración de Ananías es una oración a Jesús.
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2 Corintios 12: 8-9 — La oración de Pablo para que el Señor le quite el aguijón en la carne, en contexto, es una oración a Jesús.
Oraciones al Espíritu Santo
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Mateo 9:38 — «Rogad, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies».
¿Quién es el Señor de la mies? El que envía misioneros y pastores para cosechar los campos cuando están blancos para la siega (Jn. 4:35). Fue el Espíritu Santo el que envió a Pablo y Bernabé a sus viajes misioneros (Hch. 13: 1-4). También es el que establece líderes en la iglesia local (Hch. 20:28).
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2 Tesalonicenses 3:5 — Este pasaje es fácil de pasar por alto sin darnos cuenta de las importantes implicaciones. Pablo escribe:
«Y el SEÑOR encamine vuestros corazones al amor de DIOS, y a la paciencia de CRISTO».
Si la palabra SEÑOR se refiriera a Dios Padre en este caso, la frase tendría que decir: «Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de él / suyo, y a la paciencia de Cristo.»
Si la palabra SEÑOR se refiriera a Cristo se leería así: «Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de él mismo.»
De la forma en que se lee, la palabra «Señor» no puede referirse a otra persona más que al Espíritu Santo, y el papel del Espíritu Santo es precisamente ése, encaminarnos o dirigirnos a muchos lugares y muchas cosas.
Conclusión
Si bien en la Biblia la mayoría de las oraciones son dirigidas al Padre, lo cual es un buen ejemplo a seguir, no hay ningún problema en orar a Jesús directamente o al Espíritu Santo ocasionalmente. El problema surge cuando nos convertimos en dogmáticos al respecto, o sea, nos encerramos en reglas y fórmulas. Los autores del Nuevo Testamento creían que Dios era el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Ellos oraban y adoraban a los Tres. Dios es Tres en Uno y Uno en Tres, al mismo tiempo. <>