El Matrimonio y la Fidelidad

por Daniel Brito

Después del tema de los «Padres sí importan», ahora seguimos con el tema de la FIDELIDAD al matrimonio. Sí, es una realidad que nuestra sociedad ha sido responsable por la falta de respeto hacia la institución del Matrimonio, dejando que los efectos de dichas decisiones sean el divorcio y por ende el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Hebreos 13:4 «Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin deshonra, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios.»

Es una realidad que, a través de la historia, la infidelidad en el matrimonio ha sido la causa de muchas tragedias. Como Cristianos, debemos recordar que Dios nos llama a serle fiel a nuestros cónyuges.

Una de las grandes tragedias de nuestra sociedad es la cantidad de matrimonios que llegan a divorciarse. También hay muchos que tienen hijos fuera del matrimonio y cambian de pareja sin nunca casarse, o habiéndose divorciado, después viven en concubinato con otra persona, incluyendo a sus hijos/as en esa condición. Aún entre los Cristianos, es un gran problema.

No quiero entrar en las causas o en el tema de quién puede o no puede divorciarse, más bien quiero tratar el tema de una forma general según nos dice la Palabra de Dios. Se han hecho estudios de los hijos adultos de divorciados, y se nota el problema que ha causado. Muchos cuando llegan a ser ancianos, se encuentran en la soledad después de haberse divorciado cuando eran más jóvenes. Eso es más común todavía en los Padres, que a veces son los que se mudan lejos de los hijos y no los ven por largo tiempo.

Albert Mohler escribiendo hace unos años sobre el divorcio en su blog, cita un artículo de Newsweek, que habla sobre la generación del divorcio. Mohler está hablando de personas en la edad de los cuarenta, que sus padres se habían divorciado. El autor del artículo de Newsweek dice que, en la generación de sus padres, el matrimonio todavía era una fuerza social. En la nuestra, lo era el divorcio. Para aquellos que se criaron en el decenio de los setenta, recordarán el programa de televisión «The Brady Bunch», que trataba sobre la vida de una viuda con tres hijas, que se casa con un viudo con tres hijos, y llegan a ser una familia. Pero para muchos de esa época, y de la nuestra, sus vidas tomaron un curso opuesto al de «The Brady Bunch», con la desintegración de sus familias.

Regresando a nuestro Texto, veamos tres cosas que podemos encontrar:

• Lo primero es que debemos tener como algo honroso, o digno de honra (en alta estima como dicen otras versiones) el matrimonio, porque fue instituido por Dios. Es el plan ideal para la familia y para la sociedad en general.

• Debemos tener también en alta estima la fidelidad conyugal, porque esa es la voluntad de Dios. «El lecho matrimonial sin mancilla» dice la RVR1960.

• Dios juzgará a los adúlteros, y a los inmorales o fornicarios. Todos los pecados sexuales se encuentran ahí.

Hay una realidad que no debemos olvidar, y es que la Palabra de Dios se cumple. Las consecuencias de una vida inmoral, son real. Es por eso que la propia Palabra de Dios nos advierte a qué nos abstengamos de hacer tales cosas.

El divorcio trae grandes consecuencias que nadie puede pensar que por sí solo, puede componer. Recordemos que los padres y madres tenemos una obligación con nuestros hijos/as, de criarlos en el Camino del SEÑOR, y que la influencia mayor sobre nuestros hijos/as, es la nuestra, la de los padres y madres. Seamos fieles a la Palabra de Dios, enseñando a nuestros hijos/as la fidelidad en el matrimonio, y hacia nuestro Salvador.

Que Dios les bendiga.

*Toda referencia Bíblica ha sido tomada de la Santa Biblia, Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy.