El Cristiano no es de este mundo
Por Daniel Brito
(Romanos 14:7-9) «Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí, 8 pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor. 9 Porque para esto mismo Cristo murió y resucitó: para ser Señor de los vivos y de los muertos.» (RVC)
Lo primero que debemos tratar es el tema sobre la posición del cristiano como hijo/a de Dios, y qué mejor que ver la importancia que el Texto Sagrado da a la posición del cristiano en cuanto a quien pertenece en esta vida y después de la muerte.
Nótese que el CONTEXTO de este capítulo está tratando sobre la vida Cristiana y cómo comportarse con los demás, incluyendo el no juzgar al débil en la fe.
Pero si bien es cierto que estos VERSOS están bien claros en el Contexto de juzgar, también aclaran el Contexto que estamos llevando en este corto artículo y es que, el Cristiano ya no es de este mundo, sino que pertenece a CRISTO, y como pertenece a CRISTO, debe pensar como alguien que NO pertenece a este mundo.
Es importante notar que la vida del Cristiano no consiste en las cosas que posee, ni tampoco en logros cumplidos (Lucas 12:15). La vida del Cristiano consiste en que YA NO VIVE PARA SÍ MISMO, sino para el SEÑOR. O sea, del SEÑOR somos. Eso es aquí en la tierra como en el Cielo.
Ahora bien, si morimos, DEL SEÑOR SOMOS. «pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor» (v. 8). (RVC)
Eso quiere decir que para el Cristiano, la vida y la muerte tienen algo en común y es que DEL SEÑOR SOMOS. Ahora bien, decirlo es fácil, pero vivirlo es otra cosa. El creyente ha muerto a SÍ mismo y debe vivir EN CRISTO en todo momento. O sea, la vida del Cristiano debe mostrar que ha muerto a SÍ mismo. En otras palabras, una vida cambiada.
Para el apóstol Pablo eso era PRIMORDIAL, porque su vida la había entregado al SEÑOR TOTALMENTE aquel día que tuvo un encuentro con el Salvador camino a Damasco.
(Gálatas 2:20) «Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.» (RVC)
Que Dios les bendiga.
*Todo Texto Bíblico sin otra indicación, ha sido tomado de la Santa Biblia, Reina Valera Contemporánea.