¿PASTORES o PLOMEROS?
Parte: I
Autor: Sergio A. Perelli
Dios me ha dado el privilegio de servir una década de mi vida enseñando dos semestres de Principios de Consejería Bíblica a varones que se han registrado en la Escuela de Ministerio, algunos con el fin de ver si en el tiempo dedicado a esta empresa Dios les confirma su llamado a servir a Dios en otra capacidad, y otros para obtener más conocimiento en el área teológica y ministerial en un ambiente estructurado pero que no necesariamente tienen una inclinación a involucrarse profundamente en la obra pastoral.
El libro de texto que he usado en mi curso lleva como título: “AUTOCONFRONTACION , Un Manual Para El Discipulado A Fondo”, escrito por John C. Broger.
Usted se estará preguntando ¿y de qué trata esta obra?
En la página 12 del manual encontramos la respuesta a su pregunta bajo el encabezado: Propósitos De Este Curso
“En cada cultura a través de la historia, la humanidad ha buscado soluciones a los problemas de la vida. Cada generación ofrece nuevas filosofías y modelos hechos por el hombre, pero los problemas personales e interpersonales continúan molestándonos. Aun en el Cuerpo de Cristo hay matrimonios infelices y rotos, abusos de drogas, depresión, ansiedad, temor, preocupación y muchos otros males que resultan en angustia, enfermedades físicas y apatía.”
¿Existe una solución para la problemática que afecta el corazón de millones de personas que profesan haber creído en el Evangelio y ser hijos de Dios? ¡Claro que sí!
“LA BIBLIA ES LA UNICA FUENTE COMPLETA QUE IDENTIFICA LAS CAUSAS Y PROVEE LAS SOLUCIONES PARA TODOS LOS PROBLEMAS DE LA VIDA. LAS PROMESAS Y LA AUTORIDAD DE DIOS EN EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO OFRECEN LA BASE PARA UNA VIDA ABUNDANTE. LA BIBLIA TIENE SOLUCIONES PARA CADA PROBLEMA DE ACTITUD, RELACIONES INTERPERSONALES, COMUNICACIÓN Y COMPORTAMIENTO.”
Desgraciadamente, aunque todos los Cristianos de labios para afuera decimos: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119:105); a la hora que Dios permite que los vientos de las pruebas azoten la barca de nuestra vidas, son muy pocos los creyentes que se refugian en el puerto seguro del consejo divino de las Sagradas Escrituras.
Por el contrario, buscan el consejo del hombre y la Palabra de Dios es amenazantemente clara respecto a este tipo de conducta:
“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre…” (Jeremías 17:5)
Palabras similares como las que recibió el profeta Jeremías de parte de Dios, abundan desde el libro de Génesis hasta el libro de Apocalipsis.
El mensaje de Dios a su siervo no concluyó allí sino que más adelante leemos:
“BENDITO EL VARON QUE CONFIA EN JEHOVA, Y CUYA CONFIANZA ES JEHOVA.” (vs.7)
El primer paso que nosotros deberíamos tomar al atravesar por tiempos de prueba no es el de buscar el consejo del hombre sino el CONSEJO DE DIOS.
Job fue sometido a prueba más que cualquier otro varón en el Antiguo Testamento y en el capítulo 12 de su libro encontramos la declaración siguiente:
“CON DIOS ESTA LA SABIDURIA Y EL PODER. SUYO ES EL CONSEJO Y LA INTELIGENCIA.” (vs.13)
¿Entonces cuál debería ser la función de un Pastor?
Simplemente, llevar a la persona a la Palabra de Dios, porque “EL CONSEJO DE JEHOVA PERMANECERA PARA SIEMPRE Y LOS PENSAMIENTOS DE SU CORAZON POR TODAS LAS GENERACIONES.” (Salmo 33:11)
Pero, como dice el refrán: “Del dicho al hecho hay un buen trecho”. Debido a que millones de Cristianos no hacen su devocional diario para nutrirse del puro CONSEJO DE DIOS, es que la iglesia contemporánea padece de un raquitismo espiritual y a la hora de las pruebas el Pastor se tiene que vestir de Plomero. (Continuará)
*Este artículo ha sido publicado con permiso del pastor Sergio A. Perelli.