NOTA DEL ADMINISTRADOR: Este artículo ha sido tomado del blog amigo, EXAMINANDOLAWATCHTOWER.

Un versículo para meditar – Lucas 8:39

Una de las cosas que siempre me han agradado de la Biblia, es que a pesar que uno la lea una y otra vez, esta nunca deja de sorprenderme con su contenido. Contiene verdades escondidas como perlas en sus palabras, que muchas veces pasan desapercibidas si uno solo se limita a leerla y no meditar y analizar lo que se va leyendo.

En entradas anteriores se ha hablado mucho acerca de las contradicciones en las enseñanzas del autodenominado “Esclavo”, se han presentado muchos versículos que prueban la plena Divinidad de Cristo, pero pese a ello, muchos testigos de Jehová, aún, ex-testigos de Jehová, se niegan a creer en su PLENA Divinidad (ver Filipenses 2:5-11; Juan 5:18).

Es por eso, que lejos de querer entrar en una largo debate sobre este tema, quisiera invitar al lector meditar en un versículo, sí, así es, un tan solo versículo y que olvide aunque sea por un momento, cualquier precepto que tenga, sobre Jesús, y deje que sea la Biblia, la que le hable por sí misma.

–

Y para evitar señalamientos, utilizaré la propia traducción que los testigos de Jehová utilizan, la Traducción del Nuevo Mundo. Y para ubicarnos en su contexto, les recordaré el pasaje que habla de Jesús cuando cruza el lago y llega al país de los gerasenos (o gadarenos) en el lado opuesto a Galilea, (Lucas 8:26-39) donde Jesús se encontró con un varón endemoniado y poseído por “Legión” al cual le ordenó entrar en unos cerdos que estaban cerca, dejando al hombre, los demonios entraron en los cerdos y se precipitaron por el despeñadero.

El hombre, quedó liberado y en su cabal juicio, vestido y sentado a los pies de Jesús. Las personas que estaban ahí tuvieron gran temor y le pidieron a Jesús que se fuera, y él accedió. Pero el hombre de quien habian salido los demonios le rogó que lo dejara ir con él, (y es aquí donde quiero que el lector preste muchísima atención al versículo de Lucas 8:39) donde Jesús le respondió al hombre:

“Vuélvete a tu casa, y sigue contando qué cosas ha hecho Dios por ti”. Por consiguiente, este se fue, proclamando por todas partes de la ciudad qué cosas había hecho Jesús por él. (Lucas 8:39, TNM)

¿Nota algo? ¿lo captó?

Bien, si no lo ha hecho aún, lo invito a leerlo nuevamente, y más despacio, ahora bien, dividamos el versículo en dos y analicemos la primera parte, donde Jesús le dice al hombre:

“Vuélvete a tu casa, y sigue contando qué cosas ha hecho Dios por ti”. (Lucas 8:39a, TNM)

Como podemos leer, Jesús le ordena al hombre que se vaya a su casa y que continuara contando lo que Dios había hecho por él.

Pero, ¿que no fue Jesús quien lo había liberado? ¿Por qué Jesús no le dijo que fuera a contarle a las personas lo él (Jesús) había hecho por el hombre? Alguien pudiese decir, “es que Dios obró por medio de Jesús y por eso le ordeno eso, para que le diera la gloria a Dios, y no al hombre”. Alguien pudiese argumentar eso, pero la segunda parte del versículo, desmorona este argumento, pues observe lo que la Biblia dice que el hombre hizo:

Por consiguiente, este se fue, proclamando por todas partes de la ciudad qué cosas había hecho Jesús por él. (Lucas 8:39b, TNM)

¿El apóstol Juan se equivocó al escribir este versículo? ¿o es un error de traducción? [1]

Sencillamente los testigos de Jehová no pueden probar, con un tan solo versículo la creencia de que Jesús es el arcángel Miguel, pero la Biblia, que es palabra de Dios, desmorona y desmantela la teología y doctrinas del autodenominado “Esclavo” (heredadas por Charles Russell), con un tan solo versículo. Pues observe que en la segunda parte, el versículo dice “Por consiguiente”, es decir, “Por lo tanto”, frase que nos da a entender, que acorde a lo que Jesús le mandó, el hombre se fue “proclamando por todas partes” lo que Jesús (Dios mismo) había hecho por él. ¿No es maravilloso?

“Así que, si el Hijo los hace libres, serán verdaderamente libres.” (Juan 8:36)

porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo

(2 Corintios 10:4-5)

Disfrute de su libertad en Cristo, pues para eso vino, para liberarnos del yugo de la esclavitud, de la maldición de la ley, de las doctrinas de hombres que afirman pertenecer y pretenden ser de la ‘organización de Dios’ (Gálatas 3:10-13).

En abril de 1521, Martín Lutero apareció frente a sus acusadores quienes le habían dado un ultimátum para que se retractara de su sólida fe en la suficiencia y perspicuidad de las Escrituras, si Lutero hubiese sido testigo de Jehová, bien pudiese haberles respondido a sus líderes:

“A menos que esté convencido por las Escrituras y la razón simple, no acepto la autoridad de los Papas [Cuerpo Gobernante] y concilios, [y La Atalaya] ya que se han contradicho entre sí mismos. Mi conciencia está cautiva a la palabra de Dios… ¡Dios me ayude! Esta es mi posición!”

Lo invito a levantarse como Lutero por encima de sus dudas interiores y las confronte, con un estudio directo de las Escrituras, lea, compare diferentes versiones, no se deje llevar por personas que seguramente ni conoce personalmente, y que además le afirman que sus enseñanzas “están basadas en la Biblia”.

Siéntase libre de dejar su opinión o su punto de vista respecto al versículo de Lucas 8:39, eso sí, que sea de su propia cosecha.

¡Dios le bendiga!

[1] Parece ser que el “oscuro” Comité de Traducción del Nuevo Mundo, olvidó cambiar este versículo para que concuerde con su teología, y constante negativa en cuanto a la identidad de Jesús confundiéndolo con el arcángel Miguel, mediante una serie de intrincados versículos del Antiguo y Nuevo Testamento que enseñan a los testigos a utilizar para llegar a esa extraña conclusión.