Sobre la Santísima Trinidad
Por Daniel Brito
Repasando los escritos de los Padres Apostólicos, quienes fueron los primeros maestros de la iglesia después de los apóstoles, y quienes tuvieron contacto en parte con los apóstoles, y forman el vínculo que los conecta con los apologistas del segundo siglo, estuve sacando cuentas de la cantidad de Doctrina que se encuentra en sus escritos.
Los escritos de los Padres apostólicos son de mucha importancia en el estudio del PROGRESO DEL DOGMA o la DOCTRINA, que ocurre a finales del primer siglo, y principio del segundo.
Estos maestros no solamente “siguieron” a alguno de los apóstoles, sino que estuvieron con ellos, y pudieron aprender directamente de alguno de ellos.
Habiendo dicho todo eso, es obvio que los anti-Trinitarios y otros sectarios no han leído a los Padres Apostólicos y mucho menos el progreso del Dogma, ya que es muy común escuchar por parte de ellos que la Doctrina Trinitaria fue inventada por Constantino en el Concilio de Nicea 325 d.C. He ahí la ignorancia y arrogancia de los que enseñan tal error.
La Epístola de Clemente, obispo de Roma, a los Corintios, en el 95 d.C., noten la fecha, 95 d.C., o sea, contemporáneo del apóstol Juan al escribir su epístola. Clemente dice así sobre la Trinidad en el capítulo 58:
«Sed obedientes a su Nombre santísimo y glorioso, con lo que escaparéis de las amenazas que fueron pronunciadas antiguamente por boca de la Sabiduría contra los que desobedecen, a fin de que podáis vivir tranquilos, confiando en el santísimo Nombre de su majestad. Atended nuestro consejo, y no tendréis ocasión de arrepentiros de haberlo hecho. Porque tal como Dios vive, y vive el Señor Jesucristo, y el Espíritu Santo, que son la fe y la esperanza de los elegidos, con toda seguridad el que, con humildad de ánimo y mansedumbre haya ejecutado, sin arrepentirse de ello, las ordenanzas y mandamientos que Dios ha dado, será puesto en la lista y tendrá su nombre en el número de los que son salvos por medio de Jesucristo, a través del cual es la gloria para Él para siempre jamás. Amén.»
Que Dios los bendiga.
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